Música Todopoderosa parte 1

jueves, 20 de noviembre de 2008


Aquella había sido una tarde muy intensa en la facultad. Clases teóricas, producción de textos , debates...Yo estaba con la mente bastante cansada, pero como era una alumno becado en la universidad, debía pasar por el departamento de propaganda de la Rectoría para ver si había algún trabajo para que yo hiciera, antes de ir para mi casa a descansar. Una vez que cumplí con mi compromiso, fui directamente al departamento que compartía con otros dos jóvenes universitarios.
Para relajarme un poco, decidí prender la radio, en una famosa estación de FM, de esas que tiene música pop, con predominio del estilo rock. Solo que al contrario de sentirme relajado, comencé a sentirme incomodo. La música no estaba fuerte, pues solamente quería “llenar el silencio”, ya que estaba solo en aquel momento. De repente, comencé a prestar más atención a las palabras del locutor y a las letras de las canciones. Me di cuenta que eran composiciones vacías, y muchas de ellas hasta incompatibles con los principios cristianos. Yo era un converso reciente en esa época y nunca me había detenido a pensar en la incompatibilidad que existe entre las canciones populares y el estilo de vida pautado por la Biblia. Estoy seguro que el Espíritu Santo me habló y mansamente me mostró que yo no debería oír más aquel tipo de música. Y fue justamente esa la decisión que tomé. Y no me arrepentí. Cierto tiempo después me encontré con un texto interesante de Elena de White, que me ayudó a reforzar mi decisión: “los ángeles andan alrededor de aquella morada. En ella se celebra una reunión de jóvenes ; se oye el sonido de música instrumental y un canto, una frívola cantinela, propia de un salón de baile. He aquí., los ángeles puros retraen su luz, y la oscuridad envuelve a los que están en la casa. Los ángeles se apartan de la escena. Sus rostros están tristes” (Mensajes para los jóvenes, p. 293). Bien, si los ángeles de Dios no pueden oír este tipo de música -”propia para bailar”- y se alejan, ¿Quién aprovecha para acercarse? Verdaderamente, haríamos bien en preguntarnos siempre: ¿será que lo que estoy oyendo, viendo o leyendo podría ser oído, visto y leído por mi ángel? ¿Jesús me acompañaría en esta actividad? La reflexión sobre estas preguntas puede librarnos de mucho problemas y de malas influencias.
Pero, ¿será que realmente importa aquello que oímos ? ¿sería que la música tuviese tanto poder?
Detrás de los medios, p. 69,70

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