Madera Amorosa

viernes, 31 de julio de 2009

Yo estuve ahí. No logro digerirlo del todo. Aunque ya hay distancia y tiempo se me sigue poniendo chinita la piel cuando lo pienso.
La cruz, ¿cómo decirte? es una náusea. Nos mataron a Jesús ahí y era como si nos mataran a nosotros mil veces.

Como ángel que soy me tocó estar en el lugar. Ya sé que resucitó; válgame, no tienes que decirlo, si yo veo a Jesús todos los días, más vivo que nunca, con toda la salud de que es capaz y trabaje y trabaje en el santuario celestial (Hebreos 4:14-16). Pero no se me olvida la cruz, disculpa; quizás soy un tanto impresionable.
¿Creíste que no nos duele sólo porque estamos en una esfera superior, por decirlo de alguna manera? ¿que en esta dimensión (uso tus palabras) no se nos agita el alma ni se nos estruja el espíritu?
Te diré que no sólo lo sentí vívidamente, también me abrumó. No lo entiendo aún del todo. No tienes idea. Yo vi a Jesús crear el mundo, las cosas, todas; él sopla y la gente vive. Se supone que él no puede morirse. Se supone que no podían matarlo.
Entender cómo fue posible me cuesta, pero más saber por qué lo odiaban tanto. ¿Qué trauma horrible de la infancia proyectaban para haberlo tratado así? ¿qué salvaje retorcimiento los hizo matar la vida? Qué atrevimiento y qué miseria. En ese rato nos mataron a todos. Cuando Jesús dejó de respirar y el corazón se rindió me sentí sofocado y enceguecido. No había futuro posible.
Pero caray, que resucitara el domingo siguiente fue un alivio que no te imaginas; una bocanada de aire después de estar sumergido en aguas profundas, sucias y frías. Fue un alivio, un alivio, un alivio. Jesús vive, ahhh.
Algunas veces quisiera que se hubiera conservado la cruz, para acercarme, pasar la mano por la madera, lastimarme con alguna astilla, que me duela y sangre un poco para comprender. Todo fue por rescatar a mis hermanos, los seres humanos, para que ellos no sufrieran el horror cósmico que realmente merecen.
Jesús debe quererte montones para haber hecho eso.



Alberto Moncada
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El Sentimiento de no ser perdonado

domingo, 26 de julio de 2009

"Yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”. Isaias 24:25

Es increíble, pero cierto, hay personas que luego de haberse rendido a Jesús y pedido por el perdón de sus pecados, aun tienen dudas si realmente Dios los perdono o no. Y es entendible desde el punto de vista humano, ya que para nuestra mente humana es difícil asimilar un perdón TOTAL, ese que no tiene “peros” ni “condiciones”, ese perdón que nada mas puede nacer de un ser divino como nuestro Dios.

Y el problema más que todo se da, luego de comenzar tu caminar con el Señor.
Tu vida ahora es diferente porque caminas con Dios, las cosas las vez de diferente manera y ahora hay un sentido para tu vida. Pero de pronto sin tenerlo en cuenta o en ocasiones hasta meditado, aparece Don Pecado, ese que nos quiere hacer sentir la peor basura sobre la faz de la tierra y por cosas de la vida, terminas cayendo en sus garras.

Luego de saborear ese pecado, te das cuenta que ya no tiene el mismo gusto que antes, el sabor se a perdido y es porque ahora el Espíritu Santo mora en ti y te redarguye, es allí en donde recures con lagrimas en tus ojos delante de tu Padre Celestial y le pides que te perdone, pero a la vez nace la peor interrogante que puede nacer en ese momento, el tan famoso: “¿Y será que Dios me va a perdonar?”.

¿Quién te ha dicho que Dios no perdona?, ¿Acaso Dios es un tirano?, ó ¿Acaso es humano como nosotros?, definitivamente el PERDÓN de Dios va mas allá de lo que nuestra mente humana puede interpretar, y es porque su PERDÓN ES TOTAL.

El versículo que acabamos de leer nos enseña la forma en que Dios perdona, el dice que borra nuestras rebeliones por amor a si mismo y la sella con una frase linda y llena de amor: “y no me acordaré de tus pecados”.

Que lindo es saber que Dios nos dice: “no me acordare de tus pecados”, y es que cuando de un corazón sincero nace un arrepentimiento genuino eso se traduce en un perdón Divino que es igual a OLVIDAR TODO. Dios no te reprochara nada, El jamás te sacara en cara los pecados que ya te perdono.

En pocas palabras Dios te PERDONA y SE OLVIDA COMPLETAMENTE de tus pecados.

Lastimosamente somos nosotros quienes traemos nuevamente a nuestra mente aquellos pecados de los cuales ya pedimos perdón y a los cuales ya Dios no se acuerda más, porque un día te los perdono.

Amado hermano, ya no es momento que estés lamentadote de aquel pecado de hace semanas, de hace meses o hace años, cuando tu le pediste perdón a Dios, El te perdono totalmente, es hora de que asimiles ese perdón.

Tu puedes decir: “es que no creo que me perdone, pues mi pecado fue demasiado grande”, quiero decirte que no hay escala para pecados, pecado es pecado delante de Dios, así como el mentir es un pecado, también el matar o violar lo es, el error que nosotros los humanos cometemos es categorizarlos en escalas de menor a mayor, cuando realmente delante de Dios el pecado no tiene tamaño, sino que es el mismo el cual quiere perdonarte y darte una nueva oportunidad de vivir una vida santa que lo agrade.

Es momento de interpretar las dimensiones del enorme PERDÓN de Dios, y es que no importa cual sea tu pecado, su PERDÓN lo cumbre TODO y siempre y cuando exista en ti un arrepentimiento genuino lo obtendrás.

Eso si, no podemos engañarnos a nosotros mismos y creer que las consecuencias de mis pecados no los pagare, puesto que eso es otra cosa que debemos asimilar, si bien es cierto Dios te perdona, eso no quiere decir que las malas decisiones que tomaste no tendrán alguna mal efecto, pero que lindo saber que a través de su PERDÓN también obtenemos su respaldo y que junto a su respaldo LO PODEMOS TODO, pues El nos fortalecerá para enfrentar cualquier consecuencia a nuestra desobediencia.

Quiero dejar claro la respuesta de la pregunta: “¿Será que Dios me perdonara?”, la respuesta es: DEFINITIVAMENTE SI.

Dios te perdona no importa cual sea tu pecado, El no es un acusador, al contrario, El es un REDENTOR alguien que te vuelve a comprar y que quiere hacer de ti un instrumento útil en sus manos, es por eso que te ama con amor eterno y pese a que no comparte tu pecado te ama tal y como eres, pues El no te ve como eres con tu pecado, sino como llegaras a ser cuando te perdone y te restaura para comenzar una nueva vida.

Y es que aunque no entiendas a totalidad el perdón de Dios, debo decirte que el PERDONA hasta la persona que nosotros creemos que es imperdonable, porque su amor sobrepasa TODO entendimiento, y siempre y cuando exista un corazón humillado, y sincero, El jamás podrá negar su PERDÓN.


Amado o Amada, eres LIBRE, Jesús te perdono de todos tus pecados, es hora de que entiendas lo que esto significa y te perdones a ti mismo por ese error, del cual Dios ya ni se recuerda.


Autor: Enrique Monterroza
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Lección 5 Para el 1 de Agosto de 2009




Andar en la luz: Renunciar a la mundanalidad


Sábado 25 de julio

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Daniel 5:13; Juan 15:19; Co-losenses 1:14; 2:8, 13; 2 Pedro 3:10-12; 2 Juan 2:12-17.
PARA MEMORIZAR:
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15).

EN 1933, EL AUTOR FRANCÉS ANDRÉ MALRAUX publicó el libro Man’s Fate [La suerte del hombre], una historia acerca de un levanta¬miento marxista en Shanghai, China, que tuvo mala suerte, en la década de 1920. En la historia, un terrorista marxista, Ch’en, está caminando por la calle cuando su primer maestro, un pastor cristiano, se acerca a él y comienza una conversación acerca de la pérdida de fe de Ch’en. Este contesta que él no ha perdido su fe; sencilla-mente la había puesto en la política, eso era todo.
Su antiguo maestro le preguntó con tristeza: “¿Qué fe política podrá destruir la muerte?”

En otras palabras, no importan tus ideas políticas, no importa la uto¬pía que es-peres crear, nunca derrotará la gran plaga de la humanidad: la muerte.
Mientras continúan mostrándonos lo que significa “andar en la luz”, los textos de esta semana nos señalan la temporalidad de nuestro mundo en contraste con la vida eterna que se encuentra solo en Dios.

UN VISTAZO A LA SEMANA: ¿Sobre qué base podemos saber que nuestros pecados fueron perdonados? ¿Qué significa conocer a Dios? ¿Qué significa no amar las cosas del mundo? ¿Cuál es la suerte última del mundo?



Domingo 26 de julio
“POR SU NOMBRE”

“Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido per-donados por su nombre” (1 Juan 2:12).

En 1 Juan 2:12 al 15, Juan se dirige a los “hijitos”, a los “padres” y a los “jóve-nes”. Aunque se han hecho diversas sugerencias acerca de lo que quiso decir con esa distinción, sugerimos que los “hijos” a los que se refiere son todos los miembros de la iglesia, porque Juan usa la expresión hijitos en ese sentido en su epístola (1 Juan 2:1, 12, 28; 3:7; 4:4; 5:21). Los “padres” representarían a los miembros de más edad en la iglesia; y los “jóvenes”, a los miembros más jóve-nes. Es decir, él les está escribiendo a todos.

En 1 Juan 2:12, él les dice a todos que sus pecados están perdona¬dos. ¿So-bre qué base se encuentra ese perdón? ¿Por qué es tan impor¬tante para los cristianos saber que sus pecados están perdonados? Ver también Hechos 5:31; Romanos 4:7; Efesios 4:32; Colosenses 1:14; 2:13.
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Juan quiere que sus oyentes, es decir, los fieles feligreses, tengan la certeza ab-soluta de su salvación. Se refiere a lo que ya les dijo acerca del pecado en 1 Juan 1:9 y 2:1 y 2, enfatizando que ser cristiano significa tener este perdón. Los cris-tianos no niegan su pecaminosidad, pero han aceptado la salvación por medio de Jesucristo y, por lo tanto, viven con la certeza de estar perdonados.


El punto vital es que los cristianos comprendan que la base de su sal¬vación se encuentra solo en Jesús y en lo que Jesús ha hecho por ellos. Por eso, Juan dice que han sido perdonados: no sobre la base de sus buenas acciones, no sobre la base de sus creencias y ni siquiera sobre la base de su conocimiento de Dios, si-no más bien “por su nombre”; es decir, sobre la base de Jesús y lo que él ha hecho por ellos. De este modo, en medio de todo el discurso de Juan acerca de vencer, acerca de la obediencia, él mantiene ante ellos el énfasis de que la sal-vación solo viene por causa de Jesús.

¿Cuán importante es para ti saber que tienes el perdón de los pecados? ¿Dónde estarías hoy si tuvieras dudas sobre ese perdón? Además, ¿por qué siempre tienes que recordar que la base del per¬dón se encuentra en Jesús, no en ti mismo?




Lunes 27 de julio
VENCER AL MALIGNO

Lee 1 Juan 2:13 y 14. ¿Qué te enseñan estos versículos? ¿Qué men¬saje posi-tivo obtenemos de ellos, y cómo podemos aplicar esos mensajes a nosotros mismos?
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A los hijos se les recuerda que conocen al Padre, mientras a los pa¬dres se les re-cuerda que conocen al que es desde el principio. Obviamen¬te, esta persona es Jesús. “En el principio” es atribuido a Jesús en 1 Juan 1:1. Parece tener más sen-tido cuando, en estos versículos, el Padre y el que es desde el principio [Jesús] son dos personas diferentes.
Cuando se dirige a los jóvenes por segunda vez, se repite la frase “ha¬béis ven-cido al maligno”, pero la afirmación se amplía. Los jóvenes han vencido no solo al mal sino a Satanás mismo, porque pertenecen a Cristo y reclaman su victo-ria. El lenguaje original indica que el vencer ha sido alcanzado en el pasado, pero las consecuencias son una realidad continua. Los jóvenes también son es-piritualmente fuertes, y la “palabra de Dios” permanece en ellos.

La Palabra de Dios señala a su autor, el Espíritu Santo (Efesios 6:17; 2 Pedro 1:21). Por lo tanto, algunos expositores han sugerido que en estos versículos se encuentra una referencia implícita a la Trinidad: Dios el Padre, Jesús como aquel que es desde el principio y el Espíritu Santo re¬presentado mediante la Palabra de Dios. Al fin, los verdaderos creyentes han llegado a conocer a Dios y siguen conociéndolo; es decir, tienen una relación íntima con él.

De este modo, en estos versículos se nos presenta la esencia de la vida cristiana: el perdón de los pecados, el conocer a la Deidad, la victoria sobre el pecado y la Palabra de Dios viviendo en nosotros.

Por cuanto los creyentes saben que Dios y su Palabra viven en ellos, están listos para los desafíos presentados en 1 Juan 1:15 al 17. Mientras los versículos 12 al 14 contienen declaraciones afirmativas, el versículo 15 comienza con un impe-rativo, un llamado o una orden: “No améis al mundo”.



Escribe un párrafo que responda a la pregunta: ¿Qué significa co¬nocer a Dios? ¿Qué te indica tu respuesta con respecto a ti mismo y tu relación con Dios? Trabaja en tu respuesta durante la semana, y prepárate (si estás dis-puesto) a compartirla en la clase el sábado.




Martes 28 de julio
RENUNCIAR ATODO AMOR ALMUNDO (1 Juan 2:15)

A los cristianos se nos amonesta a no amar al mundo. ¿De qué modo define la Escritura el término mundo? Juan 12:19; 15:19; Hechos 17:24; Romanos 1:20; Colosenses 2:8; 1 Timoteo 6:7; Santiago 4:4; Apocalipsis 11:15.
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El término kósmos (traducido “mundo”) designa el universo, la tierra, la humanidad, la esfera de su existencia y la forma de vida opuesta a Dios. El término se encuentra más de veinte veces en 1 y 2 Juan. El mundo ne¬cesita sal-vación (1 Juan 4:14); no obstante, es hostil a Dios y a su pueblo (1 Juan 3:13). Es-tá en poder del maligno (1 Juan 5:19), y falsos profetas, anticristos y engañado-res están en el mundo (1 Juan 4:1, 3; 2 Juan 7). No está mal poseer bienes del mundo, pero deberían ser compartidos con los necesitados (1 Juan 3:17). Fi-nalmente, el mundo necesita ser vencido (1 Juan 5:4, 5). En las epístolas de Juan, el término mundo es mayormente negativo, porque el mundo está en re-belión contra Dios.

Surge una tensión interesante en las Escrituras con respecto a nues¬tra relación con el mundo. Por un lado, se nos dice que no amemos al mundo; pero, por otro lado, la Biblia es clara al decir que Dios ama al mundo (Juan 3:16). Entre-tanto, se nos dice que no amemos las cosas del mundo; no obstante, se nos amonesta, una y otra vez en las Escrituras, a amar a las personas, y las personas ciertamente están en el mundo.

¿De qué manera comprendes esta tensión? ¿De qué manera hemos de amar a las personas y, no obstante, no amar al mundo, cuando el mun¬do es, principalmente, personas? ¿Hay algunas cosas en el mundo, fuera de las personas, que también podemos amar? Si es así, ¿cuáles son?
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El final del versículo 15 y el versículo siguiente nos ayudan a com¬prender lo que Juan quería decir. Él no dice que debemos odiar a los seres humanos o despreciar el planeta Tierra; más bien, deberíamos odiar las cosas del mundo que, si las atesoramos, nos impedirán conocer y ex¬perimentar por nosotros mismos el amor de Dios. Es decir, necesitamos mantenernos alejados de las co-sas del mundo que nos impedirán tener una relación salvadora con Dios.


Sé bien honesto contigo mismo. ¿Cuáles son algunas de las cosas del mun-do que tú amas, pero que sabes que están mal? ¿O hay cosas en el mundo que por sí mismas no son malas, pero que tú amas más que a Dios? ¿Qué será necesario que hagas para renunciar a ellas?




Miércoles 29 de julio
PROBLEMAS CON ELMUNDO

“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” (1 Juan 2:16).

Mientras el versículo 15 es una amonestación bastante amplia contra amar al mundo, el versículo 16 ofrece algunos detalles. ¿Qué significa amar al mundo? Juan menciona tres cosas:

1) los deseos de la carne,
2) los deseos de los ojos y
3) la vanagloria de la vida.

Juan dice que estas tres cosas no son del Padre sino del mundo; no obstante, nuestra carne, nuestros ojos y nuestra vida, todos vienen de Dios. Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Contra qué nos amonesta Juan?

Los deseos de la carne, obviamente, se refieren a las pasiones, aunque no tienen que limitarse solo a eso (ver Gálatas 5:19-21).

Los deseos de los ojos, aunque ciertamente están vinculados con la carne, van más adentro; se refieren a nuestros pensamientos, nuestros de¬seos, a las cosas que vemos y queremos para nosotros (ver Éxodo 20:17).

¿Qué quiere decir Juan con “la vanagloria de la vida”? ¿Qué es esto, y por qué es tan malo? Ver Job 12:10; Hechos 17:28.
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La idea de la “vanagloria de la vida” implica la independencia de Dios. Es co-mo si nosotros creáramos nuestras vidas, y de aquí que la gloria y el honor de cualquiera de nuestras realizaciones deberían perte¬necernos a nosotros mis-mos. “Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos” (Salmo 100:3).

En contraste, cuando nos damos cuenta de que cada respiración, cada latido, todo lo que alguna vez podamos tener o ser viene solo de Dios, de quien dependemos total¬mente, entonces el orgullo será lo último que tenga cabida en nuestros corazones.

Como seres humanos caídos y peca-dores, cuya existencia de¬pende totalmente de la gracia y la beneficencia de nuestro Dios, como seres totalmente incapaces de salvarnos a nosotros mismos de la muerte y la destrucción eternas, deberíamos ser humildes y mansos con respecto a nuestras vidas, no llenos de orgullo acerca de ellas. Fue el orgullo lo que produjo la caída de Lucifer en un mundo perfecto; nosotros, que vivimos en uno imperfecto, deberíamos huir de él como de la plaga.



¿Cuál es tu problema: los deseos de la carne, los deseos de los ojos, la va-nagloria de la vida? ¿O es una combinación de ellos? ¿Cuál es tu única espe-ranza? ¿Qué estás esperando para hacer los cambios que necesitas hacer?




Jueves 30 de julio
LA NATURALEZA TEMPORARIA DEL MUNDO (1 Juan 2:17)

En el versículo 16, el apóstol presenta la primera razón por la que no debemos amar al mundo: el amor del mundo y el amor del Padre son incompatibles. En el versículo 17, Juan añade una segunda razón: No tiene sentido amar al mun-do, porque el mundo es temporario. Es mejor y más sabio elegir lo que perma-nece. Al hacerlo, nosotros mismos permanece¬remos, es decir, viviremos para siempre.

La humanidad está tentada a vivir para el momento, ser cautivada por el mun-do material y atesorar solo lo que se puede ver. Por lo tanto, Pablo se une a Juan para decir: “Buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Por-que habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cris¬to en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifesta-dos con él en gloria” (Colosenses 3:1-4), y: “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:18).


¿Qué enseña la Biblia en otros lugares acerca de la naturaleza transitoria del mundo y el planeta Tierra? Daniel 2:35; 1 Corintios 7:31; 2 Pedro 3:10-12.
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En 1 Juan 2:8, Juan ya había afirmado que las tinieblas van pasando. Ahora usa el mismo verbo y dice que el mundo pasa, incluyendo sus deseos. Ha llegado una nueva era con la encarnación de Jesús, la luz. Las cosas de este mundo es-tán pasando; eso debería ser obvio para todos. Las soluciones políticas nunca pueden ser las soluciones definitivas, no en un mundo que está pasando y no-sotros junto con él.

Si el mundo está pasando, ¿cómo podemos sobrevivir? Juan responde: Hacien-do la voluntad de Dios. Para Juan, una teología correcta es importan¬te, y trata de refutar a los falsos maestros, con su comprensión equivocada de Jesús y del pecado. Para él, también es importante vivir una vida de obe¬diencia. La ética no puede separarse de la teología. Las palabras piadosas y las doctrinas correc-tas no son suficientes. Nuestra teología debe vivirse.

No nos pongamos tan cómodos aquí que nos olvidemos de nuestra meta eter-na; no comprometamos nuestro amor a Dios sucumbiendo a la atracción de aquellas cosas y actitudes que son hostiles a él.

¿Qué ejemplos de la naturaleza temporaria de las cosas en la tierra ves ca-da día? ¿Qué te dicen esas cosas? Aunque es muy obvio que las cosas aquí no duran, ¿por qué encontramos tan fácil vivir nuestras vidas como si las cosas duraran largo tiempo?


Viernes 31 de julio
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee en Testimonios para la iglesia, to¬mo 2, “La mundanalidad en la iglesia”, pp. 177-179 (Testimonies for the Church, tomo 2, pp. 196, 197).

“Hay cristianos de profesión que gastan al año ingentes cantidades en goces inútiles y perniciosos, mientras que muchas almas perecen por falta de la pala-bra de vida. Roban a Dios en los diezmos y las ofrendas, mientras que consu-men en aras de la pasión destructora más de lo que dan para socorrer a los po-bres o para el sostenimiento del evangelio. [...] El mundo está entregado a la sensualidad. ‘La concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida’ gobiernan las masas del pueblo. Pero los discípulos de Cristo son llamados a una vida santa. [...] A la luz de la Palabra de Dios, se jus-tifica el aserto de que la santificación que no produce este completo despren-dimiento de los deseos y placeres pecaminosos del mundo no puede ser ver-dadera” (El conflicto de los siglos, p. 529).

Hablando en forma positiva, nuestro pasaje nos dice: los cristianos genuinos tienen una relación íntima con la Deidad, manifiestan una obe¬diencia amante, han recibido fuerzas para conquistar el mal y tienen la Palabra de Dios moran-do en ellos. Sus pecados han sido perdonados. Ne¬gativamente, no aman al mundo, sino que lo rechazan en aquello que es hostil a Dios y su causa.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. Nuestro mundo es puramente transitorio. No durará para siempre; aun la ciencia –con todas sus debilidades– nos dice eso. Sin embargo, ¿qué esperanza nos ofrece la Biblia que la ciencia no puede ofrecer¬nos?
2. Algunas personas, prestando atención al llamado en contra de amar al mundo, se aíslan del mundo tanto como pueden, encerrándose en mo-nasterios o en comunidades que se separan radicalmente de la “nor-ma”. ¿Es esta una buena idea? ¿Una mala idea? ¿Podría ser buena en al-gunos casos? Analicen estas preguntas.
3. En la clase, analicen las respuestas que dieron a la pregunta de la sec-ción del lunes acerca de lo que significa conocer a Dios.
4. ¿Cuáles son algunas de las cosas que hay en el mundo, que en sí mismas y por sí mismas pueden no ser malas, ni actuar contra el co¬nocimiento de Dios, aunque a menudo resultan de esa manera por la forma en que la gente las usa?
5. ¿Por qué la victoria sobre el pecado es una parte muy importante de lo que significa “andar en la luz”? ¿Cómo puedes lograr esa victoria?


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Cuanto tiempo dedicas a orar?

martes, 21 de julio de 2009

“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”.

Hay por lo menos tres cosas vitales para la vida del cristiano que son: Leer la Palabra de Dios, Congregarse y Orar. Todo aquel que quiera mantener una vida en comunión real con Dios debe preocuparse por cumplir estas tres cosas ya que de ellas dependerá su bienestar espiritual. En esta ocasión me quiero referir a la oración.

¿QUÉ ES ORAR?

Orar es hablar con Dios de una manera entendible, sin necesidad de usar palabras rebuscadas de un diccionario, simplemente es entablar una conversación entre Dios y tu. Esa oración no necesariamente tiene que ser repetitiva, sino que lo importante será, la sinceridad de palabras y la disposición de tu corazón.

¿CÓMO ESTA TU VIDA DE ORACIÓN?

Muchos se excusan en decir que no oran porque Dios ya sabe cuales son sus necesidades, si bien es cierto Dios es Omnisciente es decir que lo sabe TODO, eso no quiere decir que no tengas que orar, porque si fuera así, ¿Por qué entonces oraba Jesús?

Jesús es un ejemplo vivo de una vida de oración en varios pasajes de los evangelios podemos notar como siempre apartaba un tiempo para orar, es mas motivaba a sus discípulos a que oraran para que no cayeran en tentación, una muestra mas por lo que debemos de orar.

Ahora bien, ¿Cómo esta tu vida de oración?, si pudiéramos poner nota a tu vida de oración ¿Cuanto le pondrías?, ¿10?, ¿9?, ¿8?, ó siendo realmente sincero andas por el ¿5?, ¿4?, ¿3?, ó para ser mas realistas quizá andas rozando el ¿0?

No se trata de señalarte o avergonzarte por la vida de oración que llevas, sino mas bien de hacerte recapacitar sobre la importancia que esto tiene en la vida espiritual.

Amado hermano, no puedes llamarte cristiano cuando realmente no estas buscando parecerte a Jesús y eso implica parecerse a El en la vida de oración que mantenía, la voluntad de nuestro Padre es que lo busquemos, pues hay promesas maravillosas para aquellos que lo buscan.

Quizá últimamente te has sentido débil ante la tentación, quizá te has sentido sin fuerzas o muy cargado por las cosas de la vida, yo te pregunto: ¿Cómo esta tu vida de oración?, lastimosamente la mayoría de nosotros cuando nos sentimos débiles, cansados o turbados, dejamos de orar, dejamos de tener la comunión necesaria con nuestro Padre para podernos fortalecer, error que el enemigo aprovecha para querer sacar ventaja y terminarnos de hundir.

Es momento de comenzar a cultivar una vida diaria de oración, pues Jesús fue enfático en recomendar a sus discípulos a que oraran. La oración es fuente de victoria, porque a través de ella podemos fortalecer nuestra relación personal con nuestro Señor y con ello hacernos más fuertes para poder resistir las asechanzas del enemigo.

Te invito a que comiences a forjar en tu vida un hábito diario de oración, si te es muy difícil comienza con dos minutos, el siguiente día auméntale un minuto y así sucesivamente ve aumentando tu vida de oración hasta que sientas tan normal el tiempo que permaneces en contacto con el Señor vía oración, créeme que Dios estará muy feliz de hablar contigo.


La Oración es vital en la vida cristiana, es parte del oxigeno que necesitamos para subsistir en esta lucha diaria.


Autor: Enrique Monterroza
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Andar en la Luz: Guardar sus Mandamientos

lunes, 20 de julio de 2009

Sábado 18 de julio

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Levítico 19:18; Lucas 14:26; Juan 3:20, 13; 1 Timoteo 2:4; 2 Pedro 3:18; 1 Juan 2:3-11.
PARA MEMORIZAR:
“Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus man-damientos” (1 Juan 2:3).

UN PASTOR HABÍA ESTADO ACONSEJANDO a un matrimonio. ¿El problema? El esposo había estado teniendo aventuras extramatrimonia¬les. No es que el hombre tuvo una aventura, sino muchas. El esposo trató de calmar la si-tuación diciéndole a su esposa que, aunque había estado con otras mujeres, eso no significaba que él no la amara. De hecho, él dijo que la amaba más que a cualquiera de las otras.

Como puede imaginarse, sus palabras, lejos de resolver el problema solo lo empeoraron. ¿Por qué? Porque, si amas a alguien, lo muestras por tus acciones, por tus actos, no solo por lo que dices.

Esta semana, Juan habla acerca de lo que significa conocer y amar a Dios. Cualquiera puede decir que ama al Señor. La pregunta es: De acuerdo con la Biblia, ¿cómo revelamos ese amor?

UN VISTAZO A LA SEMANA: ¿Qué significa conocer a Dios, en con¬traste con solo conocer algo acerca de él? ¿Qué lugar tiene la obediencia a la Ley de Dios en nuestra relación con él? ¿Qué dice Juan acerca de Jesús como un modelo de conducta? ¿Cuál es el “nuevo mandamiento” que da Juan y de qué modo es realmente “nuevo”?


Domingo 19 de julio
“QUÉ SABEMOS” (1 Juan 2:3-5)

La frase “En esto sabemos” aparece dos veces en los pasajes indicados arriba. ¿Qué es lo que saben los cristianos, según Juan?

Primero, que ellos han llegado a conocer a Dios (versículo 3) y, segundo, que “están en él” (versículo 5). Considerando lo que está en juego –nuestra vida eterna o nuestra destrucción eterna (ver Juan 5:29)–, estas son cosas importan-tes para conocer, ¿verdad?

Al mismo tiempo, tenemos que ser cuidadosos de que no tomemos el conoci-miento mismo como el medio de salvación. De hecho, esa es exactamente la clase de herejía que Juan está enfrentando aquí y en otros lugares: la idea de que el conocimiento por sí solo produce la redención.

El conocimiento (gnósis) era un término vital en la religión antigua, y era un concepto importante en el mundo religioso de los primeros siglos después de Cristo. Probablemente por el segundo siglo se había constituido en una herejía plenamente desarrollada entre los cristianos llamada gnosticismo. En el gnosti-cismo había muy poca preocupación por la conducta moral. El énfasis estaba puesto en la experiencia mística, y mitos fantásticos acerca de Dios y de la na-turaleza de la humanidad. La salvación se ganaba por medio de este conoci-miento secreto más bien que por medio de una relación de fe con el Señor.

¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca de cómo usa el Nue¬vo Tes-tamento la idea del conocimiento? Mateo 13:11; Lucas 1:34, 77; Juan 17:3; Romanos 3:20; 1 Corintios 8:1; 1 Timoteo 2:4; 2 Pedro 3:18; 1 Juan 4:8.
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En el Nuevo Testamento, conocer/conocimiento tiene un significado teórico y teológico. Sin embargo, también describe relaciones. Conocer a Dios significa tener una relación íntima con él. La obediencia, el amor y el mantenerse alejado del pecado, todos señalan la existencia de esa relación. La teoría y la experien-cia del conocimiento deben ir juntas.

Aunque Juan usa con frecuencia el verbo conocer, siempre deja a un lado el sustantivo conocimiento. Pudo haber decidido evitar el término más técnico a fin de evitar la confusión con el gnosticismo.


¿Conoces al Señor o solamente conoces cosas acerca de él? ¿Cuál es la dife-rencia decisiva entre estos dos conceptos? Pero, lo más im¬portante, si es solo lo último, ¿cómo puedes cambiar, y por qué es importante que lo hagas?




Lunes 20 de julio
GUARDAR LOS MANDAMIENTOS (1 Juan 2:3-5)

Cualquiera puede decir que conoce a Dios. De hecho, mucha gente ha hecho eso, aun personas en los días de Juan. Muchos también lo hacen hoy. Es fácil hablar.
Para Juan, ¿cuál era la evidencia externa, la prueba exterior, de que una persona conoce a Dios? ¿Qué más dice Juan acerca de este tema? Juan 14:15, 21; 15:10; 1 Juan 3:22, 24; 5:3; Apocalipsis 12:17; 14:12. ¿De qué mo-do estos versículos se vinculan entre sí? ¿De qué modo nos afirman, como adventistas, en nuestra posición acerca de la Ley?
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Guardar los mandamientos es muy importante para Juan y para Jesús. La frase aparece con bastante frecuencia en los escritos de Juan. Guardar los manda-mientos es una señal de que conocemos a Dios/Jesús y lo amamos. El amor y la obediencia están conectados. El término “a él” o “le” pueden referirse ya sea a Dios el Padre o a Jesús, y es un tanto ambiguo, tal vez intencionalmente. Pri-mera de Juan 2:4 afirma la misma verdad en términos negativos, y puede refe-rirse a una falsa pretensión he¬cha por los que dicen que pueden llegar a cono-cer a Dios y, sin embargo, descuidar la observancia de los mandamientos. Juan ataca esta idea con un lenguaje muy fuerte, llamando mentiroso a todo el que la enseña.

¿Por qué la observancia de la Ley revela nuestro conocimiento de Dios? ¿De qué modo el hecho de guardar la Ley revela la realidad de nuestro co-nocimiento de Dios? ¿Cómo se relaciona una cosa con la otra?
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La clase de conocimiento de Dios de la cual habla la Biblia no es meramente una información sobre los hechos. Es un conocimiento que forma la base de una relación de amor. No puedes realmente amar a al¬guien que no conoces. Y si amas a alguien actuarás de cierta manera. Un hombre que verdaderamente ama a su esposa no la engañará. Él puede declarar su amor día y noche y, no obstante, si sus acciones no revelan ese amor, entonces, para usar el término de Juan, es un “mentiroso”.


¿Qué otras analogías puedes pensar que son útiles para compren¬der por qué nuestra obediencia, nuestros actos, forman una parte inseparable de lo que significa conocer a Dios?




Martes 21 de julio
¿QUÉ HARÍA JESÚS? (1 Juan 2:6-8)

Hace un tiempo, hubo una moda durante la cual jóvenes cristianos usaban bra-zaletes con las letras QHJ inscritas en ellos, que querían decir “¿Qué haría Je-sús?” Aunque algunos se burlaban de la idea como infantil, por lo menos la idea detrás de la moda era buena; y la idea era que, con¬frontados con una si-tuación, deberíamos pensar qué haría Jesús y tratar de hacer lo mismo.

Esto corresponde muy bien con lo que Juan ha estado diciendo aquí. La prime-ra parte de nuestro pasaje enfatizó que andar en la luz y conocer a Dios signifi-can ser obediente. La segunda parte ahora llama a los cristianos que quieren permanecer en él y andar en la luz a seguir el ejemplo de Jesús al vivir sus vi-das. ¿Cómo pueden hacer eso? Tienen que descubrir cómo vivió Jesús, y cada día deben comparar su conducta con la de él.

En otras palabras, “¿Qué haría Jesús?”

Hojea los evangelios. ¿Cuáles son algunas de tus historias favoritas de Je-sús? Es decir, ¿qué historias realmente te hablan al corazón acerca de la clase de persona que fue Jesús? ¿Cuán parecido eres a él en esas áreas?
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Aunque la muerte de Jesús y su resurrección son el clímax de los evangelios, se registra suficiente información acerca de las enseñanzas de Jesús como para que puedas comprender de qué manera un ser humano, idealmente, debería vivir.


Esto es importante para recordar, porque a veces la gente quiere concentrarse solo en Jesús como Salvador, Jesús como su Sustituto, y no en Jesús como su Señor y Ejemplo. Juan aceptó a Jesús en ambos senti¬dos como Salvador y como ejemplo. En 1 Juan 1:7, había mencionado la limpieza por medio de la sangre de Cristo, lo cual señala a su muerte en la cruz en nuestro lugar. De acuerdo con 1 Juan 2:2, Jesús es el sacrificio expiatorio por nuestros pecados. Él fue nuestro sustituto. Pero, en los ver¬sículos que estudiamos esta semana, aparece el otro aspecto. Jesús vivió una vida ejemplar. Nosotros debemos seguir sus pisadas.


La mayoría de nosotros, no importa quiénes seamos, estamos afrontando alguna clase de dificultades en la vida. Piensa acerca de tu mayor desafío, tu mayor lucha. Luego, pregúntate: “¿Qué haría Je¬sús?” Después de que hayas encontrado lo que consideras tu mejor respuesta, pregúntate: “¿Qué me detiene de hacer lo mismo?”




Miércoles 22 de julio
EL MANDAMIENTO NUEVO (1 Juan 2:7, 8)

Después de enfatizar la importancia de obedecer los mandamien¬tos (1 Juan 2:3, 4), Juan, en los versículos 7 y 8, presenta la idea de un “mandamiento nuevo”. ¿Qué es este “mandamiento nuevo”? La respuesta se encuentra en Juan 13:34, donde aparece la misma expresión, “mandamiento nuevo”.


Lee Juan 13. ¿Cuál es el contexto que nos ayuda a comprender qué es este “mandamiento nuevo”?
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Después de haber mostrado a sus discípulos qué significa servir; es¬pecíficamente, al rebajarse y realizar la tarea humilde de lavar los pies de al-guien, Jesús pronunció su “mandamiento nuevo”. Sus discípulos debían amar-se unos a otros así como Jesús los amó.


Una situación similar ocurre en 1 Juan 2:6 al 8. Luego de haber ha¬blado acerca de caminar como Jesús anduvo, Juan señala el mandamiento de Jesús que apa-rece en Juan 13. Esta conexión literaria con Juan 13:34 y 35 es la que nos ayuda a revelar el significado de 1 Juan 2:7 y 8. El manda¬miento del que habla Juan es el mandamiento acerca del amor fraternal.


Pero ¿por qué afirma que no está escribiendo un mandamiento nue¬vo sino uno antiguo? Es porque el mandamiento del amor al prójimo ya estaba presente en el Antiguo Testamento (Levítico 19:18). Cuando Juan es¬cribió su carta, el “nue-vo mandamiento” de Jesús, en Juan 13:34, ya había sido un mandamiento por muchos años.

No obstante, en un sentido, este mandamiento era nuevo porque había sido cumplido continuamente en la vida de Jesús (“en él”, vers. 6) y había de verse en sus seguidores (“y en vosotros”, versículo 8), de una manera que no tenía precedentes por causa de la nueva era inaugurada con la primera venida de Je-sús (“las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra”, versículo 8).

Finalmente, el concepto de la Ley de Dios conecta la primera parte de nuestro pasaje (1 Juan 2:3-6) con la segunda (1 Juan 2:7, 8). Los Man¬damientos están re-sumidos en el mandamiento de amarse unos a otros. Andar en la luz y andar como Jesús significa guardar los Mandamientos y amarse unos a otros.

¿Cuándo fue la última vez que “lavaste los pies de alguien”, ha¬blando en forma figurada? Si eso ocurrió hace mucho, ¿qué te dice eso acerca de ti mismo y acerca de cómo te relacionas con otros? ¿Por qué es tan difícil de lograr en nuestras vidas la clase de muerte al yo que conduce a servir a otros?




Jueves 23 de julio
AMAR A OTROS (1 Juan 2:9-11)


Resume lo que Juan está diciendo en los versículos indicados arriba.
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El amor se mencionó brevemente en 1 Juan 2:5. Obviamente ese amor se refiere a nuestro amor hacia Dios, que se manifiesta cuando guardamos sus manda-mientos. El amor se trató en forma indirecta en la segunda parte de nuestro pa-saje, al hablar del mandamiento nuevo (versículos 6-9). El amor hacia los de-más cristianos es, sin embargo, claramente es¬tipulado en la última sección de nuestro párrafo (versículos 9-11). También comienza con la frase: “El que dice” (ver los versículos 4, 6, 9).


El versículo 9 hace una afirmación acerca del miembro de iglesia que odia a su hermano. Esta persona está en tinieblas. El versículo 10 muestra el lado positi-vo; es decir, una persona que ama a su hermano. El versículo 11 vuelve a men-cionar el odiar al hermano. Esa persona no solo está en tinieblas, sino también sus ojos han sido cegados.
En su carta, Juan está interesado principalmente en la comunidad cristiana. Es-to no significa que niega el hecho de que los cristianos son llamados a amar a sus prójimos y aun a sus enemigos; pero esta no es su preocupación aquí. Él tiene otro problema en manos.


Odiar al hermano es una afirmación fuerte, y puede no gustarnos aplicarla a nosotros y a nuestra conducta. Podemos preferir decir que nos irritan u ofenden; pero las Escrituras a menudo usan el término odiar de maneras que hoy no las usamos con tanta frecuencia. ¿Cómo se usa el término odiar, y cómo ha de entenderse en los siguientes textos? Mateo 6:24; 24:9, 10; Lucas 14:26; Juan 3:20.
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En las Escrituras, odiar representa no solo lo que nosotros hoy lla¬mamos odio, sino también la preferencia de una persona sobre otra, o descuidar a alguien. En otras palabras, no hace falta despreciar a alguien para revelar “odio”, según algunos textos bíblicos.



¿Hay alguien a quien odias, y tal vez con buena razón? Si es así, hazte la pregunta: ¿Qué haría Jesús?




Viernes 24 de julio
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee Génesis 39:7 al 12; Daniel 3:8 al 18; y Apo-calipsis 13:16 y 14:5.

Andar en la luz, que incluye guardar los Mandamientos, vivir como Jesús y ejercer amor es especialmente importante al final de la historia del mundo. La Ley de Dios está siendo desafiada, y el tema de la verdade¬ra adoración y la obediencia al Creador será cada vez más importante. En las Escrituras se men-cionan ejemplos, personas que permanecieron fieles aun bajo las circunstancias más provocativas: José, los amigos de Daniel, Daniel mismo, y muchos otros. El ejemplo supremo es Jesús. Debemos hacer la decisión de seguir donde él nos guíe, no importa qué ocurra.

“Juan nos dice que el verdadero amor a Dios será revelado mediante la obe-diencia a todos sus mandamientos. No basta creer la teoría de la verdad, hacer una profesión de fe en Cristo, creer que Jesús no es un im¬postor y que la reli-gión de la Biblia no es fábula por arte compuesta. [...] Juan no enseñó que la salvación puede ser ganada por la obediencia, sino que la obediencia es el fruto de la fe y del amor” (Los hechos de los apóstoles, pp. 464, 465).


PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. Una cosa es guardar formalmente los Diez Mandamientos; otra cosa es amar a otras personas. ¿Cuál es la diferencia? ¿Qué es más fácil de hacer, y por qué?
2. El filósofo francés Michael Foucault en cierta ocasión diferenció en¬tre dos clases de conocimiento: la clase que cambia a aquel que ad¬quiere ese conocimiento, y la clase de conocimiento que no produce ningún cambio en la persona. ¿Cuáles podrían ser algunos ejemplos de esos dos tipos de conocimiento? Pero, más importante, ¿qué clase de conoci-miento es el conocimiento de Dios, y qué clase de cambios debería pro-ducir en quienes tienen ese conocimiento?
3. ¿Cómo podemos evitar caer en la trampa de tratar de ganar nuestra salvación por guardar los mandamientos, mientras al mismo tiempo evitamos la trampa de creer que podemos ser salvos aunque desobe¬dezcamos la Ley?
4. ¿Qué pueden hacer ustedes, como clase, para ayudar a su iglesia lo¬cal a comprender mejor lo que significa manifestar amor? ¿Existe algo así como el amor corporativo? Piensa en cómo sería una iglesia local ideal y perfectamente amante. ¿Cuán bien se ajusta a eso tu iglesia local?

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¿Qué significa verdadera humildad?

lunes, 13 de julio de 2009

Recientemente nuestra iglesia celebró la Santa Cena y durante ese momento Dios me impresionó con el significado del Rito de Humildad o lavamiento de pies. Si no conoce la historia la puede encontrar en Juan 13. Todo lo relacionado a la Cena del Señor se encuentra en Mateo 26, Marcos 14 y Lucas 22.

Jesús y sus discípulos se reunieron para cenar juntos por última vez durante la Pascua. Él les había dicho que debería sufrir y morir, pero los discípulos pensaban solo en sus egoístas ambiciones.

Cada uno de ellos esperaba ser el más importante en el reino terrenal que creían que Jesús iba a establecer. Mientras tanto, el agua, la palangana y la toalla para el lavamiento que era costumbre utilizar con los huéspedes, aún estaban intactas. En ausencia de un sirviente para que realizara esa sucia tarea, ni uno solo de los orgullosos discípulos se rebajó a servir a los demás. Sabiendo que necesitaban desesperadamente una última lección de humildad, Jesús comenzó a lavar los pies de ellos en forma silenciosa.

Comencé a examinarme a mí misma. Pensé que era humilde debido a que no me importaba hacer ese sucio trabajo de vez en cuando. Usted ya sabe, hablo de servir en la iglesia, ofreciendo mis servicios de vez en cuando, ese tipo de cosas. Pensaba que “ganaba puntos” al esforzarme un poco más y hacer alguna obra de servicio, aunque fuera inconveniente para mí. Sabía que había sido humilde porque no me jactaba de ello (por lo menos, no en voz alta).



Orgullo Socialmente Aceptable

Al orar por ello descubrí que estaba equivocada. Esas cosas eran un buen comienzo, pero Jesús me llama a realizar algo mucho más profundo que la humildad en áreas que quizá no reconozca como llenas de orgullo.

La humildad verdadera no disfruta en secreto de la comparación con demás. ¿Recuerda la parábola que contó Jesús acerca del Fariseo que le agradeció a Dios el no ser tan pecador como el cobrador de impuestos? (Lucas 18:9-14).

La verdadera humildad no requiere un argumento como última palabra. Jesús no lo hizo. Durante su juicio no se defendió –no abrió Su boca– cuando fue acusado por los sacerdotes y ancianos (Mateo 27:12-14).

La verdadera humildad no pone los ojos blancos ni se siente mal, desairada o insultada cuando hay algún inconveniente. En vez de eso, pone la otra mejilla y camina la milla adicional tal como Jesús lo recomendó en el Sermón de la Montaña (Mateo 5:38-42).

La verdadera humildad nunca fija logros personales basados en la apariencia ni en las posesiones –ni siquiera en la privacidad de su propia mente. Se enfoca hacia los demás y hacia arriba, hacia Dios. Después de todo, el primer y más grande mandamiento es adorar al Señor nuestro Dios con el corazón, con el alma, con la mente y con todas nuestras fuerzas. El segundo mayor mandamiento es amar a nuestro prójimo como a sí mismo (Marcos 12:29-31). Ambos son casi imposibles de cumplir si no mira más allá de usted mismo.

Lo desafío a orar por la humildad y pedir que Dios le muestre incluso el orgullo “socialmente acceptable” que acecha el corazón.
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Escuela Sabática: 18 de Julio de 2009


Andar en la Luz: Apartarse del pecado

Sábado 11 de julio


LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Juan 3:19; 8:12; Romanos 3:10-20; 1 Timoteo 1:15; 1 Juan 1:5 – 2:2.


PARA MEMORIZAR:
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).

EN 1982 SE PUSO EN EXHIBICIÓN una obra poco usual de arte mo¬derno. Era una escopeta fijada a una silla. Se podía contemplar la obra de arte sentándose en la silla y mirando directamente al cañón de la escope¬ta. El problema era que el arma estaba cargada y conectada con un cronó¬metro para que se disparara en un momento no determinado dentro de los próximos cien años. Es sorpren-dente que haya habido gente haciendo fila para sentarse y mirar el paso de la bala, aunque ellos sabían que el arma podía dispararse en cualquier momento.

¡Qué manera de tentar la suerte!

Desgraciadamente, la gente hace lo mismo con el pecado, pensando que pue-den mirarlo fijamente a la cara y salir sin sufrir daño. Sin embargo, a diferencia de la escopeta, el pecado –a menos que se recurra a Cris¬to– definidamente los matará.

Esta semana, Juan considera el problema del pecado y su solución en Jesucris-to.

UN VISTAZO A LA SEMANA: ¿Qué quiere decir la Biblia cuando lla¬ma “luz” a Dios? ¿Qué clase de errores con respecto a la realidad del pe¬cado procuró tra-tar Juan en estos primeros versículos? ¿Qué promesas nos presenta Juan como el remedio para el pecado en nuestras vidas? ¿Por qué necesitamos esas pro-mesas?


Domingo 12 de julio
LA LUZ (1 Juan 1:5)

Lee 1 Juan 1:5. ¿Qué quiere decir Juan cuando afirma que “Dios es luz”? Después de todo, la luz es meramente un fenómeno físico, una forma de energía compuesta de fotones. ¿Qué quería decir Juan? Ver Salmo 27:1; 36:9; Mateo 4:16; Juan 3:19; 8:12; 12:46; 1 Timoteo 6:16.
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La Luz se usa con referencia tanto a Jesús como al Padre. La gloria de Dios es luz, y lo señala como aquel que trae la salvación. La imagen también enfatiza el concepto de verdad y revelación. Y, especialmente en nuestro contexto inme-diato, destaca sus cualidades morales de justicia, santidad y perfección (ver también 1 Juan 2:9).
¿Por qué Juan no se contenta con decir que Dios es “luz” sino que añade que en él “no hay ningunas tinieblas”?
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Al añadir esa frase, el apóstol subraya en los términos más fuertes posibles la perfección de Dios y su separación del pecado. Él no es com¬parable con los dioses griegos o romanos, en quienes supuestamente se encontrarían virtudes y vicios combinados. Dios es santidad pura, bondad pura, justicia pura. Él es, en un sentido, tan opuesto al pecado como la oscuridad lo es a la luz.

La mención de la oscuridad que hace Juan, entretanto, presenta un elemento nuevo, uno que establece el escenario para lo que sigue. Como seres caídos, sumergidos en el pecado, los seres humanos pertenecen por naturaleza al ám-bito de la oscuridad en vez de pertenecer a la esfera de la luz. Si Dios es luz y nosotros estamos en la oscuridad, el contraste entre nosotros y Dios, especial-mente en cuanto a santidad y justicia, no podría ser mayor.



Piensa en la oscuridad. ¿Qué clase de emociones, imágenes y pen¬samientos evoca en ti? Anota lo que pienses de la oscuridad, acerca de lo que repre-senta y acerca de cómo te hace sentir. ¿Por qué esta es una imagen muy apropiada para el pecado y la falta de santidad? Lleva tus respuestas a la clase el sábado.


Lunes 13 de julio
EL PROBLEMA DEL PECADO (1 Juan 1:6, 8, 10)

Primera de Juan 1:6 al 10 constituye una unidad. Después de su declaración principal acerca del carácter de Dios, Juan trata con algunas creencias que apa-rentemente circulaban entre los creyentes. Y él critica estas creencias.
Los cinco versículos comienzan más o menos del mismo modo; es decir, “si...” Sin embargo, notamos una diferencia marcada entre ellos.


¿Cuáles son algunas de las afirmaciones de las que trata Juan en los versícu-los 6, 8 y 10? ¿Qué declaraciones falsas se hacían, y qué tienen ellas en co-mún?
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La primera declaración analiza el compañerismo con Dios. La gente pretende tener comunión con Dios, pero en realidad camina en la oscu¬ridad, lo que sig-nifica que realmente no está caminando con Dios.

En contraste, andar (vers. 7) en la luz resulta en verdadera comu¬nión. Los que hacen esto son limpiados de sus pecados. Por lo tanto, el caminar en la oscuri-dad tiene que ver con vivir en el pecado. Vivir en el pecado y pretender tener comunión con Dios es, de acuerdo con Juan, una mentira.
Las siguientes dos afirmaciones, en los versículos 8 y 10, también es¬tán vincu-ladas con el pecado. Aunque Juan habla en contra de la práctica del pecado, él es muy claro acerca de la realidad del pecado en nuestras vidas. En el versículo 8 parece hacer frente a la creencia de que los seres humanos no son pecadores, una enseñanza que va en contra de la doctri¬na cristiana más básica.

¿Por qué la declaración de Juan en el versículo 10 es tan importante? ¿Cuá-les son las implicaciones de la idea de que “no hemos pecado”?
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Nota la progresión en estos versículos. En el versículo 6, la gente está mintien-do. En el versículo 8, se engaña a sí misma. En el versículo 10, hace que Dios aparezca como mentiroso. Obviamente, Juan comprende la realidad y seriedad del problema del pecado para la humanidad.


¿Cuán abierto y honesto eres contigo mismo con respecto a la realidad del pecado en tu propia vida? ¿Tiendes a ignorarlo, a justi¬ficarlo o a regañarte por causa de él? ¿Cuál debería ser tu actitud hacia tus propias luchas con el pecado, y qué puedes hacer a fin de cultivar la actitud correcta? ¿Cuál es la actitud correcta?


Martes 14 de julio
RESPUESTAS AL PROBLEMA DEL PECADO (1 Juan 1:7, 9; 2:2)

Es claro que en estos versículos Juan se está refiriendo a la seriedad del pecado. ¿De qué modo él comprende el pecado? En 1 Juan 3:4, lo iguala a la ilegalidad. De acuerdo con 1 Juan 5:17, el pecado es injusticia o mal hacer. Es un apartarse de la voluntad de Dios como se nos revela en las Escrituras. El pecado también es opuesto a la verdad. La persona que comete pecado se aparta de Dios, y esta alienación conduce a la muerte espiritual. Pecado, en singular, puede señalar a la separación del pecador de Dios; en el plural, pecados, puede señalar a los ac-tos pecaminosos. De cualquier manera que lo consideremos, una cosa es segu-ra: el pecado es real y, a menos que lo resolvamos, nos destruirá.

Hay promesas divinas en 1 Juan 1:7 y 9 con respecto a la solución del pro-blema del pecado. ¿Cuáles son estas promesas, y cómo podemos hacer que sean reales en nuestras propias vidas? ¿Cómo podemos expe¬rimentar por nosotros mismos lo que Dios nos está prometiendo aquí?
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El perdón de los pecados ha llegado a ser posible por causa de la muerte de Cristo en la cruz, el derramamiento de su sangre como sacrifi¬cio. Por cuanto hemos transgredido la Ley y por ello merecemos la muer¬te, él murió en nuestro lugar y nos ha liberado de la condenación eterna que nuestra transgresión nos acarrearía. Más aún, su sangre nos purifica de todo pecado.

Sin embargo, de nuestra parte, es necesaria la confesión de los peca¬dos. El tér-mino confesar, en 1 Juan 1:9, también puede significar admitir, reconocer. El texto no menciona a quién debemos confesar los pecados. Ciertamente se im-plica que a Dios, porque en la siguiente parte del ver-sículo escuchamos que, si se confiesan los pecados, Dios es fiel y justo, y nos perdonará nuestros pecados. Puede ser que la confesión de los peca¬dos incluya también la confesión pública ante aquellos a quienes hemos herido por medio de nuestros pecados; aun así, el perdón del pecado viene solamente de Dios.

Primera de Juan 1:9 también tiene la fuerza de una orden. Debería¬mos poner nuestros pecados delante de Dios, y él nos perdonará y nos purificará. Pecar nos hace culpables; necesitamos el perdón. El pecado nos contamina; necesita-mos purificación. Por medio de Jesús, Dios ha abierto el camino para que ten-gamos ambas cosas.

¿Qué áreas de tu vida podrías necesitar cambiar a fin de aprove¬char mejor estas promesas maravillosas? ¿Qué te retiene de elegir entregarle todos tus caminos pecaminosos a Dios?


Miércoles 15 de julio
EL BLANCO DEL CRISTIANO (1 Juan 2:1)

En 1 Juan 2:1, Juan nos llama a no pecar. ¿De qué modo debería¬mos com-prender esta amonestación?
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El llamado a no pecar está en el contexto de caminar en la luz, que fue introdu-cida con la afirmación de que Dios es luz. Si queremos vivir en comunión con él y con sus hijos, debemos andar en la luz, y andar en la luz significa renunciar al pecado (1 Juan 2:1).


Juan se dirige a los creyentes en una forma atenta e íntima, llamán¬dolos “hiji-tos”, y diciéndoles una razón para escribirles su carta: Ellos de¬ben renunciar al pecado completamente. Al hacerlo, no está sugiriendo que sea posible una exis-tencia completamente libre de pecado, sino que está suplicando a los cristianos que se aparten de cualquier acto específi¬co de pecado.


¿Por qué equilibra Juan su amonestación a no pecar con la frase “si alguno hubiere pecado”? Ver también 1 Reyes 8:46; Romanos 3:10-20; 1 Timoteo 1:15.
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La referencia al pecado aquí podría haber sido mal entendida en el sentido de que alguien podría pensar que el pecado no importa: “No pretendan estar sin pecado; de todos modos, ustedes son pecadores. Por lo tanto, vivan su vida y no se preocupen por el pecado”.

Por lo tanto, Juan tiene que equilibrar sus declaraciones acerca del pecado, y lo hace con 1 Juan 2:1. La meta de un discípulo de Cristo es no pecar. Los cristia-nos deben admitir que son pecadores; no obstante, deben procurar vivir sin pe-car.

Al mismo tiempo, Juan no quiere dar la idea de que podemos estar perfecta-mente sin pecado. Por lo tanto, junto con su amonestación con¬tra el pecar, dice: “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos...” Este es un claro reconocimien-to de la realidad del pecado en las vidas de los cristianos. Aun los cristianos consagrados y sinceros podrían cometer pe¬cados. Desgraciadamente, el pecar es siempre una posibilidad real para los miembros de la iglesia. Por lo tanto, necesitan ayuda. Necesitan que alguien los ayude a resistir la tentación, pero también necesitan alguien que intervenga en favor de ellos después de que hubieren pecado.


¿Cómo podemos aprender a vivir con la tensión de ser pecadores y, no obstante, ser amonestados –muy fuertemente en la Biblia– a no pecar?


Jueves 16 de julio
EL CONSUELO DE LOS CRISTIANOS (1 Juan 2:1, 2)

Primera de Juan 2:1 y 2 contienen declaraciones maravillosas que consuelan a los pecadores arrepentidos, y los llenan de esperanza y ánimo. A pesar del pe-cado y la culpa, y las horribles consecuencias que a menu¬do surgen de nuestros pecados, hay una solución. Juan ya ha mencionado el perdón y la purificación de los pecados. Ahora vuelve a este tema, diciendo que este perdón ha llegado a ser posible por medio de Jesús.

¿De qué modo? Primero, él es nuestro Abogado, y él intercede en nuestro fa-vor. Este Abogado se identifica como el Mesías (“Cristo”), y se dice que él es justo. La justicia fue atribuida a Dios el Padre en 1 Juan 1:9. En 1 Juan 2:1 se le atribuye al Hijo, y es por causa de su carácter justo que él puede interceder por nosotros.
Segundo, nuestro perdón está asegurado porque, por medio de su muer¬te co-mo sacrificio, Jesús produjo la propiciación, o expiación; esto significa que él pagó la penalidad por nuestros pecados. La deuda que nosotros de¬bíamos, la que nunca podríamos pagar, Jesús la pagó por nosotros.

Por lo tanto, Juan describe a Jesús como el Sacrificio y el Intercesor. En el con-texto del testimonio del Nuevo Testamento, esto implica que Jesús vivió entre nosotros una vida sin pecado, murió en la cruz, resucitó de los muertos y as-cendió al cielo, donde intercede en nuestro favor.

El término parákletos, traducido como abogado en 1 Juan 2, ha sido traducido de varias maneras; p. ej.: consolador, ayudador, abogado, media¬dor, o interce-sor (Ver Juan 14:16, 26; 15:26; 16:7; 1 Juan 2:1). Es una persona que es llamada a estar al lado de otra persona y ocupa el lugar de otra. Un parákletos puede ser una persona que ayuda a un amigo. En el Evangelio de Juan, el Espíritu Santo es el ayudador. En la Primera Epísto¬la de Juan, Jesús es el ayudador e interce-sor (1 Juan 2:1).

Cuando hablamos acerca de Jesús como nuestro Abogado y recibi¬mos gran consuelo en el hecho de que él es el instrumento que provee el perdón de nues-tros pecados, debemos ser cuidadosos de no dar la impre¬sión de que el Padre es malvado y severo, y que debe ser persuadido por un intermediario para que nos perdone. Tal cuadro de Dios es injustifica¬do. Él es quien envió a Jesús a nuestro favor (Juan 3:16). También, unos pocos versículos antes, se nos dice que él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos (1 Juan 1:9). Jesús no tiene que pacificar al Padre. Por el contrario, el Padre es quien ha revelado, por me-dio de Jesús, que él desea nuestra salvación.

Basados en lo que acabamos de leer, ¿de qué modo comprendes las mara-villosas promesas que se nos dan en 1 Juan 2:1 y 2? ¿Qué sig¬nifican en tér-minos de nuestro caminar diario con el Señor? ¿Cómo puedes hacer que esas promesas sean más reales en tu propia vida? ¿Qué cambios deberían producir esas promesas en tu experiencia?



Viernes 17 de julio

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee, en El camino a Cristo, “Para obte¬ner la paz interior”, pp. 36-41.

“‘Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pe-cados, y limpiarnos de toda maldad’. Las condiciones que debemos cumplir para obtener la misericordia de Dios son sencillas y razonables. El Señor no re-quiere que hagamos algo penoso para obtener perdón. No necesitamos hacer largas y cansadoras peregrinaciones o do¬lorosas penitencias para recomendar nuestras almas al Dios del cielo o para expiar nuestra transgresión.

El que ‘confiesa’ su pecado y ‘se aparta’ de él ‘alcanzará misericordia’ (Prov. 28:13). En los atrios celestiales, Cris¬to intercede por su iglesia, por aquellos en cuyo favor pa-gó el precio de la redención con su sangre. Los siglos y las edades no podrán disminuir la eficacia de su sacrificio expiatorio. Ni la vida ni la muerte, ni lo al-to ni lo bajo, pueden separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús, no porque nosotros estemos tan firmemente asidos de él, sino porque él nos sos-tiene fuertemente. Si nuestra salvación dependiera de nuestros pro¬pios esfuer-zos, no podríamos ser salvos; pero depende del que respalda todas sus prome-sas” (Los hechos de los apóstoles, p. 456).


PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. En la clase, lean lo que escribieron acerca de los pensamientos, las emo-ciones y las imágenes que la idea de “oscuridad” les produjo. ¿De qué modo eso los ayuda a comprender mejor no solo lo que significa ser im-pío y estar en pecado sino también lo que significa andar en la luz de Dios?
2. ¿Cómo podrías ayudar a los que están tan abrumados con sus peca¬dos y sus culpas que están listos a renunciar a Dios completamente? ¿Qué promesas y ánimo puedes ofrecerles? ¿Qué ejemplos de la Biblia puedes encontrar en los que Dios perdonó algún pecado muy terrible?
3. Algunas personas creen que tenemos que ser totalmente libres de todo pecado antes de poder ser salvados. ¿Cómo tratas esta creencia, sin dar, al mismo tiempo, la impresión de que el pecado no impor¬ta?
4. Alguien mató a la mayor parte de una familia de personas que no eran cristianas y que nunca profesaron fe en Jesús. Años más tar¬de, en su le-cho de muerte, el asesino confesó sus actos y aceptó a Cristo como su Salvador. ¿Cómo responderías a este comentario de un miembro so-breviviente de la familia?: “¿Así que, de acuerdo con ustedes, los cristia-nos, toda mi familia está destinada para el castigo final, mientras que la persona que los asesinó ahora tiene la promesa del cielo? ¿Es eso lo que enseña la religión de ustedes?”
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Feliz Sábado!!

viernes, 10 de julio de 2009
Recordemos el primer sábado y descansemos en este día maravilloso en el Señor.
Que tengas un hermoso Sábado

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Lección 2 Para el 11 de julio

martes, 7 de julio de 2009

Experimentar la Palabra de vida
Lección 2 Para el 11 de julio de 2009:
Sábado 4 de julio


LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Deuteronomio 4:1-4; 1 Corintios 15:4-8; 1 Juan 1:1-5; Apocalipsis 19:13.

PARA MEMORIZAR:
“Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo” (1 Juan 1:3).

En un tri bunal unal , un hom bre es acusadoacusado de asesinato asesinatoasesinato . Él jura a voz en cuello que es inocente, que él no lo hizo y que ni siquiera estaba en el lugar del crimen cuando eso ocurrió. Parece muy convincente. Por sus palabras, uno podría estar tentado a creerle.

Entonces, sin embargo, aparecen testigos. Uno tras otro, los testigos presenciales dicen lo mismo: Ellos vieron al acusado en el lugar del crimen, y lo vieron (y aun, en algunos casos, lo oyeron) cometer el crimen. Aunque los detalles individuales difieren, dependiendo de dónde estuvieron en el momento del incidente, sus testimonios presenciales son abrumadores, y la culpabilidad del hombre resulta evidente.

En una forma similar, Juan inicia su carta asegurando que él pertenece al círculo de los testigos presenciales que, habiendo visto y experimentado personalmente a Jesús, son capaces de compartir con otros esta información que transforma vidas.

UN VISTAZO A LA SEMANA:
¿Por qué Jesús es la “Palabra de vida”? ¿Qué espera lograr Juan al escribir esta introducción? ¿De qué modo podemos nosotros, aún hoy, ser testigos presenciales de Jesús? ¿Qué lugar tiene la comunidad en la vida de un cristiano?

Domingo 5 de julio: LA INTRODUCCIÓN DE LA PRIMERA CARTA DE JUAN (1 Juan 1:1-4)

Lee 1 Juan 1:1 al 4. ¿Qué nos enseña Juan con esas palabras? ¿Qué esperanza puedes obtener de ellas para ti mismo? Además, ¿por qué le crees a él?
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Juan comienza señalando que él, junto con otros, es un testigo ocular del “Verbo (o Palabra) de vida”. El versículo 2 explica algo más de esta “vida” y, junto con la primera parte del versículo 3, enfatiza su proclamación.

¿Qué dos cosas dice Juan que sucederán como resultado de su declaración acerca del “Verbo de vida”?
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En los versículos 1 y 3, Juan hace siete declaraciones antes de terminar la oración: 1) Lo que era desde el principio, 2) lo que hemos escuchado, 3) lo que hemos visto, 4) lo que hemos contemplado, 5) lo que hemos palpado, 6) lo que hemos visto, y 7) lo que hemos oído. Entonces, concluye: “Eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros” (vers. 3). En el versículo 2, que es una inserción y una clarificación, una cuádruple enumeración termina con la frase: “Y os anunciamos la vida eterna”.

El punto central en todo esto parece ser que Juan quiere que sepamos, por nosotros mismos, la realidad de Dios que él mismo había experimentado por medio de Jesús. Él quiere que conozcamos, por nosotros mismos, la vida eterna, la comunión y el gozo que podemos tener por medio de Jesús, el mismo Jesús que él había escuchado, visto y tocado.

¿Cómo comprendes y experimentas lo que significa tener “gozo” en el Señor? ¿Has conocido a algún cristiano que esté siempre gozoso? ¿Cómo entendemos las promesas de gozo cuando tan a menudo, aun como cristianos, nuestras vidas están llenas de dolor y sufrimiento?

Lunes 6 de julio: PRIMERA DE JUAN 1 Y JUAN 1

Los que conocen el Evangelio de Juan quedan intrigados cuando comienzan a leer la Primera Epístola de Juan, y encuentran una introducción similar a la introducción del Evangelio de Juan.

Lee 1 Juan 1:1 al 5, y compáralo con Juan 1:1 al 5. ¿Qué elementos tienen en común?
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Ambos pasajes comienzan en forma casi idéntica. Ambos señalan a un tiempo en el pasado, usando “el principio”, una referencia evidente a Génesis 1:1, la Creación. Ambos distinguen entre Dios el Padre y el Verbo (o la Palabra), y ambos los ponen juntos, en estrecha conexión. Ambas secciones también usan las imágenes de “vida” y “luz”. Sin duda, las dos secciones tienen mucho en común.

Pero también hay diferencias.

¿Qué énfasis encontramos en Juan 1:1 al 5, que no se observa en 1 Juan 1:1 al 5?
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El Evangelio de Juan enfatiza fuertemente a Jesús como Dios y a Jesús como Creador. Aunque el título completo: “su Hijo, Jesucristo”, en 1 Juan 1:3, señala tanto la humanidad de Jesús como su divinidad, el término Dios no se aplica directamente a Jesús en la introducción a 1 Juan, como aparece en la introducción al Evangelio de Juan. El Evangelio de Juan también es muy claro con respecto a Jesús en su papel como Creador. Nada que fue hecho –es decir, nada creado– fue creado aparte de él. Difícilmente Juan podría haber sido más claro, no solo acerca de la divinidad de Cristo, sino también acerca del hecho de que fue el Creador.

Además, 1 Juan enfatiza el lugar de los testigos oculares y su proclamación (y, por lo tanto, su autoridad), un énfasis que no aparece en el Evangelio de Juan, que habla desde una perspectiva más neutral y menos “personal”.

Tomadas en conjunto, ambas secciones revelan verdades acerca de Jesús que son centrales para el plan de salvación.

Piensa en todo lo que sabes acerca de la vida de Jesús. ¿Qué cosas hizo, dijo y sufrió? Además, pregúntate: ¿Por qué hizo esas cosas? Al hacerlo, medita en el hecho de que este Hombre también era Dios, el Creador. ¿Qué esperanza y ánimo te ofrecen estas verdades? ¿De qué modo pueden ayudarte a soportar el estrés y las tensiones de la vida?

Martes 7 de julio: LA PALAB RA DE VIDA (1 Juan 1:1, 2)

¿Qué crees que significa la frase “Verbo (o Palabra) de vida”? ¿Por qué es un término tan exacto para aplicar a Jesús?
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En 1 Juan 1:1 se menciona el “Verbo de vida”. El término verbo también se encuentra en Juan 1:1 al 3, y se refiere específicamente a Jesús. En Apocalipsis 19, el jinete del caballo blanco es llamado “El Verbo de Dios” (Apoc. 19:13) y se refiere también a Jesús. Siendo que en los escritos de Juan el término verbo [que en griego puede significar tanto verbo como palabra] puede, en ciertos contextos, designar a Jesús, en 1 Juan 1:1 muy probablemente también se refiere a Jesús.

Lo mismo es cierto para el término vida. Jesús se llamó a sí mismo “el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). Así que, vida en 1 Juan 1:2 sin duda se refiere también a Cristo. No resulta sorprendente, entonces, que él sea “el Verbo de vida”.

¿Qué otras evidencias, en estos versículos, muestran que Juan se estaba refiriendo a Jesús cuando usó la frase “Verbo de vida”?
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Aunque algunas personas han alegado que la frase “Verbo de vida” significa la proclamación del evangelio, la evidencia en cambio señala a Jesús mismo. Aunque es posible escuchar el evangelio de Jesús con los oídos, es más difícil verlo con los ojos. Entretanto, es imposible tocar al “Verbo de vida” con las manos, si esa frase se estuviera refiriendo a la proclamación del evangelio. Oír, ver y tocar a una persona tiene más sentido que oír, ver y tocar el evangelio. Además, la frase “la vida [...] estaba con el Padre, y se nos manifestó” (1 Juan 1:2) también sugiere que Juan tenía en mente a una persona cuando mencionó el Verbo y la vida.

Si aceptamos que Jesús es el “Verbo de vida”, ¿qué significa eso para nosotros? Considera cada parte de la frase: verbo y vida. ¿De qué modo los siguientes textos nos ayudan a comprender mejor lo que significa esta frase por sí misma y, aún más importante, qué significa para nosotros, personalmente? Gén. 1:14; Dan. 5:23; Mat. 8:8; Juan 1:1-4; Hech. 17:28.
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Miércoles 8 de julio: TESTIGOS OCULARES

A muchas personas les gusta ir a ver un juego de fútbol, un concierto, una reunión política, lo que sea. Quieren ver por sí mismos lo que sucede, y quieren experimentar el evento por sí mismos. Después, pueden compartir lo que vieron y oyeron con otras personas. Otros son testigos oculares involuntarios, por ejemplo, de un accidente, o de un crimen, y pueden ser citados para actuar como testigos en un tribunal.

Los apóstoles fueron testigos presenciales de la vida, la muerte y la resurrección de Cristo. Este “evento de Cristo” influyó sobre ellos de tal manera que no podían dejar de comunicarlo a otros.

Esto es lo que encontramos con Juan. En 1 Juan 1:1 al 4, Juan afirma haber sido un testigo ocular de Jesús. Él refuerza su afirmación diciendo que no solo vio a Jesús sino también lo tocó y lo escuchó. Juan repite estas afirmaciones en estos versículos, tratando de enfatizar la realidad de su experiencia personal con Jesús.

Juan no es el único escritor bíblico que hace estas afirmaciones tan sólidas acerca de eventos en los que fueron testigos. ¿Qué tienen en común los siguientes versículos con 1 Juan 1:1 al 3? ¿Quién está hablando, y cuál es el trasfondo de sus afirmaciones?
Deut. 4:1-9 ___________________________________________________
Hech. 4:20 ____________________________________________________
1 Cor. 15:4-8 __________________________________________________

Hoy no podemos ser testigos oculares directos, por lo menos no de los eventos de la vida de Jesús o de los eventos históricos de la historia bíblica. Pero eso no significa que no podamos ser testigos presenciales de la realidad de Cristo y lo que él ha hecho por nosotros. De alguna manera, especialmente en un mundo posmoderno, nuestra propia historia personal, nuestro informe testimonial personal, puede ser un testimonio más poderoso de la realidad y la bondad de Dios de lo que pueden ser los eventos históricos registrados en la Biblia.

¿Cuál es tu informe personal como “testigo presencial” de Jesús? Escríbelo, y llévalo a la clase el sábado.

Jueves 9 de julio: COMUNIÓN CON LOS SANTOS

Alguien ha afirmado que Dios no tiene nietos; solo hijos. Una experiencia cristiana no es una experiencia hereditaria. Necesitamos hacer la decisión, en nuestros corazones, de entregarnos a Jesús. Nadie puede hacerlo por nosotros, así como nadie puede estornudar por nosotros. Tenemos que hacer la decisión nosotros mismos, y tiene que ser una entrega completa a él. En este sentido, ser cristiano es una experiencia muy personal y solitaria.

Al mismo tiempo, en esos primeros versículos, Juan añade otra dimensión de lo que significa ser cristiano. Juan nos invita a aceptar su testimonio acerca de Jesús y, con ello, experimentar el compañerismo (o comunión) con él y con otros cristianos. En otras palabras, la proclamación de Jesús edifica a la comunidad. Aceptar a Jesús como Salvador y Señor, como Dador de vida eterna, significa ser añadido a la familia de los creyentes.

De acuerdo con 1 Juan 1:3, ¿cuáles son las dimensiones de esta comunión?
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Jesús mismo estableció su comunidad, o iglesia (Mat. 16:18), y se preocupa por ella en la misma forma que un pastor cuida de sus ovejas (Juan 10:14-16). Jesús y su iglesia van juntos. La proclamación de Jesús y del evangelio lleva a las personas a la comunión, no solo con el Padre y el Hijo sino también con otros creyentes. No solo hay una conexión celestial invisible sino también una conexión visible y real entre estos creyentes.

¿Cómo se describe esta comunión cristiana en su forma ideal, en el Nuevo Testamento? Ver Hech. 2:42-47; Rom. 12:3-17.
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Nuestro pasaje de 1 Juan termina con el versículo 4. El propósito de Juan no solo es que la gente goce de la comunión con Dios y con los creyentes, sino también que su gozo sea completo.

El versículo 4 está, tal vez, enfocando los versículos precedentes. Nuestro gozo está completo porque Jesús, “la vida eterna”, ha aparecido. El versículo también puede estar mirando al futuro, al resto de la primera carta de Juan, en la cual se presenta a Jesús y la salvación mediante él, así como la vida con Dios (que es una vida de amor). Finalmente, puede referirse a la futura aparición de nuestro Señor. Así, 1 Juan 1:1 al 4 podría abarcar el tiempo desde el Cristo preexistente hasta la consumación final en la segunda venida de Cristo.

¿Cuál ha sido tu experiencia con respecto a la comunión cristiana? ¿Qué puedes hacer en forma diferente? ¿Cómo puedes gozar mejor, y ayudar a otros a gozar, la comunión del compañerismo que tenemos el privilegio de tener?

Viernes 10 de julio

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee El Deseado de todas las gentes, la página 307.

“Juan, que personalmente había conocido a Cristo, deseaba compartir su conocimiento con sus lectores, para que pudieran participar de la misma comunión que él ya disfrutaba con el Padre y el Hijo. Al expresar este amante deseo, Juan afirma la divinidad, la eternidad y la encarnación –y, por lo tanto, la humanidad– del Hijo. Transmite este maravilloso conocimiento con un lenguaje que es sencillo pero enfático, para que los lectores contemporáneos del apóstol –y también los de nuestros días– no tuvieran ninguna duda acerca del fundamento de la fe cristiana y la naturaleza de la obra de Jesucristo” (CBA 7:647).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Como clase, repasen sus propios informes como “testigos presenciales” de Jesús. ¿Qué tienen en común? ¿De qué manera se diferencian? ¿Qué puedes aprender de la experiencia de otros que te puede ayudar a conocer mejor al Señor? Al mismo tiempo, ¿qué presenciaste tú que, al compartirlo, pudo beneficiar a otros?

2. ¿Qué hay en los testimonios de los testigos oculares que los hacen tan poderosos? Al mismo tiempo, ¿por qué no deberíamos creer todos los informes presenciales? Después de todo, las personas pueden mentir, o sencillamente no ver las cosas con exactitud. ¿Pensaste alguna vez que viste algo, para darte cuenta más tarde de que estabas equivocado? Si es así, comparte tu experiencia con la clase. Al mismo tiempo, ¿qué hay en los informes de los testigos presenciales descritos en la Biblia que les da tanta credibilidad? ¿Creemos que son ciertos porque están en la Biblia? ¿O están en la Biblia porque son ciertos? ¿O son ambas cosas?

3. Repasa todo este tema de la comunión. ¿Por qué la comunión es tan importante para todos los creyentes? ¿Qué ocurre con los que tienden a arreglarse solos, a independizarse del cuerpo de Cristo? Al mismo tiempo, ¿qué peligros potenciales surgen de ser demasiado dependientes de otros o de la iglesia? ¿De qué modo podemos alcanzar un equilibrio adecuado?

4. ¿Qué puedes hacer para ayudar a tu iglesia local a ser más receptiva de las necesidades de sus miembros, ayudándola así a cumplir algunos de los ideales del compañerismo, como se ve en varios aspectos de la iglesia primitiva? ¿En qué áreas puede tu iglesia hacer mejor las cosas?
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