Lección 5 Para el 1 de Agosto de 2009

domingo, 26 de julio de 2009




Andar en la luz: Renunciar a la mundanalidad


Sábado 25 de julio

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Daniel 5:13; Juan 15:19; Co-losenses 1:14; 2:8, 13; 2 Pedro 3:10-12; 2 Juan 2:12-17.
PARA MEMORIZAR:
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15).

EN 1933, EL AUTOR FRANCÉS ANDRÉ MALRAUX publicó el libro Man’s Fate [La suerte del hombre], una historia acerca de un levanta¬miento marxista en Shanghai, China, que tuvo mala suerte, en la década de 1920. En la historia, un terrorista marxista, Ch’en, está caminando por la calle cuando su primer maestro, un pastor cristiano, se acerca a él y comienza una conversación acerca de la pérdida de fe de Ch’en. Este contesta que él no ha perdido su fe; sencilla-mente la había puesto en la política, eso era todo.
Su antiguo maestro le preguntó con tristeza: “¿Qué fe política podrá destruir la muerte?”

En otras palabras, no importan tus ideas políticas, no importa la uto¬pía que es-peres crear, nunca derrotará la gran plaga de la humanidad: la muerte.
Mientras continúan mostrándonos lo que significa “andar en la luz”, los textos de esta semana nos señalan la temporalidad de nuestro mundo en contraste con la vida eterna que se encuentra solo en Dios.

UN VISTAZO A LA SEMANA: ¿Sobre qué base podemos saber que nuestros pecados fueron perdonados? ¿Qué significa conocer a Dios? ¿Qué significa no amar las cosas del mundo? ¿Cuál es la suerte última del mundo?



Domingo 26 de julio
“POR SU NOMBRE”

“Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido per-donados por su nombre” (1 Juan 2:12).

En 1 Juan 2:12 al 15, Juan se dirige a los “hijitos”, a los “padres” y a los “jóve-nes”. Aunque se han hecho diversas sugerencias acerca de lo que quiso decir con esa distinción, sugerimos que los “hijos” a los que se refiere son todos los miembros de la iglesia, porque Juan usa la expresión hijitos en ese sentido en su epístola (1 Juan 2:1, 12, 28; 3:7; 4:4; 5:21). Los “padres” representarían a los miembros de más edad en la iglesia; y los “jóvenes”, a los miembros más jóve-nes. Es decir, él les está escribiendo a todos.

En 1 Juan 2:12, él les dice a todos que sus pecados están perdona¬dos. ¿So-bre qué base se encuentra ese perdón? ¿Por qué es tan impor¬tante para los cristianos saber que sus pecados están perdonados? Ver también Hechos 5:31; Romanos 4:7; Efesios 4:32; Colosenses 1:14; 2:13.
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Juan quiere que sus oyentes, es decir, los fieles feligreses, tengan la certeza ab-soluta de su salvación. Se refiere a lo que ya les dijo acerca del pecado en 1 Juan 1:9 y 2:1 y 2, enfatizando que ser cristiano significa tener este perdón. Los cris-tianos no niegan su pecaminosidad, pero han aceptado la salvación por medio de Jesucristo y, por lo tanto, viven con la certeza de estar perdonados.


El punto vital es que los cristianos comprendan que la base de su sal¬vación se encuentra solo en Jesús y en lo que Jesús ha hecho por ellos. Por eso, Juan dice que han sido perdonados: no sobre la base de sus buenas acciones, no sobre la base de sus creencias y ni siquiera sobre la base de su conocimiento de Dios, si-no más bien “por su nombre”; es decir, sobre la base de Jesús y lo que él ha hecho por ellos. De este modo, en medio de todo el discurso de Juan acerca de vencer, acerca de la obediencia, él mantiene ante ellos el énfasis de que la sal-vación solo viene por causa de Jesús.

¿Cuán importante es para ti saber que tienes el perdón de los pecados? ¿Dónde estarías hoy si tuvieras dudas sobre ese perdón? Además, ¿por qué siempre tienes que recordar que la base del per¬dón se encuentra en Jesús, no en ti mismo?




Lunes 27 de julio
VENCER AL MALIGNO

Lee 1 Juan 2:13 y 14. ¿Qué te enseñan estos versículos? ¿Qué men¬saje posi-tivo obtenemos de ellos, y cómo podemos aplicar esos mensajes a nosotros mismos?
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A los hijos se les recuerda que conocen al Padre, mientras a los pa¬dres se les re-cuerda que conocen al que es desde el principio. Obviamen¬te, esta persona es Jesús. “En el principio” es atribuido a Jesús en 1 Juan 1:1. Parece tener más sen-tido cuando, en estos versículos, el Padre y el que es desde el principio [Jesús] son dos personas diferentes.
Cuando se dirige a los jóvenes por segunda vez, se repite la frase “ha¬béis ven-cido al maligno”, pero la afirmación se amplía. Los jóvenes han vencido no solo al mal sino a Satanás mismo, porque pertenecen a Cristo y reclaman su victo-ria. El lenguaje original indica que el vencer ha sido alcanzado en el pasado, pero las consecuencias son una realidad continua. Los jóvenes también son es-piritualmente fuertes, y la “palabra de Dios” permanece en ellos.

La Palabra de Dios señala a su autor, el Espíritu Santo (Efesios 6:17; 2 Pedro 1:21). Por lo tanto, algunos expositores han sugerido que en estos versículos se encuentra una referencia implícita a la Trinidad: Dios el Padre, Jesús como aquel que es desde el principio y el Espíritu Santo re¬presentado mediante la Palabra de Dios. Al fin, los verdaderos creyentes han llegado a conocer a Dios y siguen conociéndolo; es decir, tienen una relación íntima con él.

De este modo, en estos versículos se nos presenta la esencia de la vida cristiana: el perdón de los pecados, el conocer a la Deidad, la victoria sobre el pecado y la Palabra de Dios viviendo en nosotros.

Por cuanto los creyentes saben que Dios y su Palabra viven en ellos, están listos para los desafíos presentados en 1 Juan 1:15 al 17. Mientras los versículos 12 al 14 contienen declaraciones afirmativas, el versículo 15 comienza con un impe-rativo, un llamado o una orden: “No améis al mundo”.



Escribe un párrafo que responda a la pregunta: ¿Qué significa co¬nocer a Dios? ¿Qué te indica tu respuesta con respecto a ti mismo y tu relación con Dios? Trabaja en tu respuesta durante la semana, y prepárate (si estás dis-puesto) a compartirla en la clase el sábado.




Martes 28 de julio
RENUNCIAR ATODO AMOR ALMUNDO (1 Juan 2:15)

A los cristianos se nos amonesta a no amar al mundo. ¿De qué modo define la Escritura el término mundo? Juan 12:19; 15:19; Hechos 17:24; Romanos 1:20; Colosenses 2:8; 1 Timoteo 6:7; Santiago 4:4; Apocalipsis 11:15.
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El término kósmos (traducido “mundo”) designa el universo, la tierra, la humanidad, la esfera de su existencia y la forma de vida opuesta a Dios. El término se encuentra más de veinte veces en 1 y 2 Juan. El mundo ne¬cesita sal-vación (1 Juan 4:14); no obstante, es hostil a Dios y a su pueblo (1 Juan 3:13). Es-tá en poder del maligno (1 Juan 5:19), y falsos profetas, anticristos y engañado-res están en el mundo (1 Juan 4:1, 3; 2 Juan 7). No está mal poseer bienes del mundo, pero deberían ser compartidos con los necesitados (1 Juan 3:17). Fi-nalmente, el mundo necesita ser vencido (1 Juan 5:4, 5). En las epístolas de Juan, el término mundo es mayormente negativo, porque el mundo está en re-belión contra Dios.

Surge una tensión interesante en las Escrituras con respecto a nues¬tra relación con el mundo. Por un lado, se nos dice que no amemos al mundo; pero, por otro lado, la Biblia es clara al decir que Dios ama al mundo (Juan 3:16). Entre-tanto, se nos dice que no amemos las cosas del mundo; no obstante, se nos amonesta, una y otra vez en las Escrituras, a amar a las personas, y las personas ciertamente están en el mundo.

¿De qué manera comprendes esta tensión? ¿De qué manera hemos de amar a las personas y, no obstante, no amar al mundo, cuando el mun¬do es, principalmente, personas? ¿Hay algunas cosas en el mundo, fuera de las personas, que también podemos amar? Si es así, ¿cuáles son?
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El final del versículo 15 y el versículo siguiente nos ayudan a com¬prender lo que Juan quería decir. Él no dice que debemos odiar a los seres humanos o despreciar el planeta Tierra; más bien, deberíamos odiar las cosas del mundo que, si las atesoramos, nos impedirán conocer y ex¬perimentar por nosotros mismos el amor de Dios. Es decir, necesitamos mantenernos alejados de las co-sas del mundo que nos impedirán tener una relación salvadora con Dios.


Sé bien honesto contigo mismo. ¿Cuáles son algunas de las cosas del mun-do que tú amas, pero que sabes que están mal? ¿O hay cosas en el mundo que por sí mismas no son malas, pero que tú amas más que a Dios? ¿Qué será necesario que hagas para renunciar a ellas?




Miércoles 29 de julio
PROBLEMAS CON ELMUNDO

“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” (1 Juan 2:16).

Mientras el versículo 15 es una amonestación bastante amplia contra amar al mundo, el versículo 16 ofrece algunos detalles. ¿Qué significa amar al mundo? Juan menciona tres cosas:

1) los deseos de la carne,
2) los deseos de los ojos y
3) la vanagloria de la vida.

Juan dice que estas tres cosas no son del Padre sino del mundo; no obstante, nuestra carne, nuestros ojos y nuestra vida, todos vienen de Dios. Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Contra qué nos amonesta Juan?

Los deseos de la carne, obviamente, se refieren a las pasiones, aunque no tienen que limitarse solo a eso (ver Gálatas 5:19-21).

Los deseos de los ojos, aunque ciertamente están vinculados con la carne, van más adentro; se refieren a nuestros pensamientos, nuestros de¬seos, a las cosas que vemos y queremos para nosotros (ver Éxodo 20:17).

¿Qué quiere decir Juan con “la vanagloria de la vida”? ¿Qué es esto, y por qué es tan malo? Ver Job 12:10; Hechos 17:28.
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La idea de la “vanagloria de la vida” implica la independencia de Dios. Es co-mo si nosotros creáramos nuestras vidas, y de aquí que la gloria y el honor de cualquiera de nuestras realizaciones deberían perte¬necernos a nosotros mis-mos. “Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos” (Salmo 100:3).

En contraste, cuando nos damos cuenta de que cada respiración, cada latido, todo lo que alguna vez podamos tener o ser viene solo de Dios, de quien dependemos total¬mente, entonces el orgullo será lo último que tenga cabida en nuestros corazones.

Como seres humanos caídos y peca-dores, cuya existencia de¬pende totalmente de la gracia y la beneficencia de nuestro Dios, como seres totalmente incapaces de salvarnos a nosotros mismos de la muerte y la destrucción eternas, deberíamos ser humildes y mansos con respecto a nuestras vidas, no llenos de orgullo acerca de ellas. Fue el orgullo lo que produjo la caída de Lucifer en un mundo perfecto; nosotros, que vivimos en uno imperfecto, deberíamos huir de él como de la plaga.



¿Cuál es tu problema: los deseos de la carne, los deseos de los ojos, la va-nagloria de la vida? ¿O es una combinación de ellos? ¿Cuál es tu única espe-ranza? ¿Qué estás esperando para hacer los cambios que necesitas hacer?




Jueves 30 de julio
LA NATURALEZA TEMPORARIA DEL MUNDO (1 Juan 2:17)

En el versículo 16, el apóstol presenta la primera razón por la que no debemos amar al mundo: el amor del mundo y el amor del Padre son incompatibles. En el versículo 17, Juan añade una segunda razón: No tiene sentido amar al mun-do, porque el mundo es temporario. Es mejor y más sabio elegir lo que perma-nece. Al hacerlo, nosotros mismos permanece¬remos, es decir, viviremos para siempre.

La humanidad está tentada a vivir para el momento, ser cautivada por el mun-do material y atesorar solo lo que se puede ver. Por lo tanto, Pablo se une a Juan para decir: “Buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Por-que habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cris¬to en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifesta-dos con él en gloria” (Colosenses 3:1-4), y: “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:18).


¿Qué enseña la Biblia en otros lugares acerca de la naturaleza transitoria del mundo y el planeta Tierra? Daniel 2:35; 1 Corintios 7:31; 2 Pedro 3:10-12.
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En 1 Juan 2:8, Juan ya había afirmado que las tinieblas van pasando. Ahora usa el mismo verbo y dice que el mundo pasa, incluyendo sus deseos. Ha llegado una nueva era con la encarnación de Jesús, la luz. Las cosas de este mundo es-tán pasando; eso debería ser obvio para todos. Las soluciones políticas nunca pueden ser las soluciones definitivas, no en un mundo que está pasando y no-sotros junto con él.

Si el mundo está pasando, ¿cómo podemos sobrevivir? Juan responde: Hacien-do la voluntad de Dios. Para Juan, una teología correcta es importan¬te, y trata de refutar a los falsos maestros, con su comprensión equivocada de Jesús y del pecado. Para él, también es importante vivir una vida de obe¬diencia. La ética no puede separarse de la teología. Las palabras piadosas y las doctrinas correc-tas no son suficientes. Nuestra teología debe vivirse.

No nos pongamos tan cómodos aquí que nos olvidemos de nuestra meta eter-na; no comprometamos nuestro amor a Dios sucumbiendo a la atracción de aquellas cosas y actitudes que son hostiles a él.

¿Qué ejemplos de la naturaleza temporaria de las cosas en la tierra ves ca-da día? ¿Qué te dicen esas cosas? Aunque es muy obvio que las cosas aquí no duran, ¿por qué encontramos tan fácil vivir nuestras vidas como si las cosas duraran largo tiempo?


Viernes 31 de julio
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee en Testimonios para la iglesia, to¬mo 2, “La mundanalidad en la iglesia”, pp. 177-179 (Testimonies for the Church, tomo 2, pp. 196, 197).

“Hay cristianos de profesión que gastan al año ingentes cantidades en goces inútiles y perniciosos, mientras que muchas almas perecen por falta de la pala-bra de vida. Roban a Dios en los diezmos y las ofrendas, mientras que consu-men en aras de la pasión destructora más de lo que dan para socorrer a los po-bres o para el sostenimiento del evangelio. [...] El mundo está entregado a la sensualidad. ‘La concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida’ gobiernan las masas del pueblo. Pero los discípulos de Cristo son llamados a una vida santa. [...] A la luz de la Palabra de Dios, se jus-tifica el aserto de que la santificación que no produce este completo despren-dimiento de los deseos y placeres pecaminosos del mundo no puede ser ver-dadera” (El conflicto de los siglos, p. 529).

Hablando en forma positiva, nuestro pasaje nos dice: los cristianos genuinos tienen una relación íntima con la Deidad, manifiestan una obe¬diencia amante, han recibido fuerzas para conquistar el mal y tienen la Palabra de Dios moran-do en ellos. Sus pecados han sido perdonados. Ne¬gativamente, no aman al mundo, sino que lo rechazan en aquello que es hostil a Dios y su causa.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. Nuestro mundo es puramente transitorio. No durará para siempre; aun la ciencia –con todas sus debilidades– nos dice eso. Sin embargo, ¿qué esperanza nos ofrece la Biblia que la ciencia no puede ofrecer¬nos?
2. Algunas personas, prestando atención al llamado en contra de amar al mundo, se aíslan del mundo tanto como pueden, encerrándose en mo-nasterios o en comunidades que se separan radicalmente de la “nor-ma”. ¿Es esta una buena idea? ¿Una mala idea? ¿Podría ser buena en al-gunos casos? Analicen estas preguntas.
3. En la clase, analicen las respuestas que dieron a la pregunta de la sec-ción del lunes acerca de lo que significa conocer a Dios.
4. ¿Cuáles son algunas de las cosas que hay en el mundo, que en sí mismas y por sí mismas pueden no ser malas, ni actuar contra el co¬nocimiento de Dios, aunque a menudo resultan de esa manera por la forma en que la gente las usa?
5. ¿Por qué la victoria sobre el pecado es una parte muy importante de lo que significa “andar en la luz”? ¿Cómo puedes lograr esa victoria?


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